España se enfrenta, en los próximos años, a una encrucijada histórica. Por un lado, se le presenta un camino aparentemente fácil, el del estatismo y el populismo, la vía hispana al subdesarrollo seguida por Venezuela y por Argentina, por la que España siempre se ha visto tentada. Por el otro, está una senda que exige cambios importantes a corto plazo, pero que puede hacer que la economía y la sociedad sean más productivas.Elegir el segundo camino supone llevar a cabo reformas al menos en tres áreas prioritarias: la educación, para que sea menos memorística y se centre más en los aspectos analíticos; las instit ...